Descubrimos que la vida era un lugar inhóspito cuando se nos cayó la bola de helado. Profundizamos en el drama que es existir cuando se nos escurrió la cinta del globo y aquel saco de helio e ilusiones se perdió en la inmensidad. Nos quitaron los ruedines. Nos pusieron cordones en los zapatos. Y cuando ya no podíamos más, alguien nos dijo: " Necesitas un certificado digital ". Este es un ejercicio para amortizar el peregrinaje que hiciste aquel día para poder hacer nosequé trámite. Abre Firefox, que vamos a desempolvar ese salvoconducto digital. Si han pasado más de cuatro años, desde El PAÍS RETINA te damos nuestro más sentido pésame y te deseamos suerte en tu próxima edición de la odisea moderna que es hacerse ciudadano digital. Si tu certificado digital aún vive, ¡juguemos a la burocracia! Para los nostálgicos: certificado de nacimiento Lo bueno de este papeleo virtual es que si no naciste ayer, tendrás la satisfacción adicional de descargar un par de folios escaneados.
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